Un surtido de caricias ha embriagado el aire
Con su olor dulzón y su alboroto de mejillas
Y entre ellas,
Yo aspiro, al menos, a ser lo que queda después del desastre.
No es cuestión de relojes,
son tu piel y mis cicatrices
la única medida del tiempo.
La noche es perfectamente capaz
de dejarnos en ridículo
y envueltos en sábanas.
Eso lo sabemos,
pero fingimos ignorarlo
para no estropear la cena todavía.
Tales de Mileto fue un hombre sabio:
se mantuvo célibe por respeto a sus hijos.
Aún hoy su estirpe goza de la nada.
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